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domingo, 23 de agosto de 2009

LA COLA DEL LOBO

De piedra se quedaron mis simpáticos clientes después de una sucesión de confusiones.
Fue una mañana del mes Diciembre del pasado año cuando llegaron al establecimiento donde trabajo (alquiler y venta de disfraces) tres jóvenes con la intención de alquilar unos disfraces de la película Mamma Mia.
Les acompañé donde tenía expuestos un gran surtido de modelos y eligieron tres de ellos. Posteriormente se dirigieron a los probadores para ver que tal les sentaban tan divertidos disfraces.
Los tres muchachos estaban estupendos con sus trajes y llevados por la fantasía se animaron a dar unos divertidos pasitos de baile al estilo de los años 70.
Aprovechando la confianza y simpatía que mostraban me atreví a pedirles hacerles unas fotos a los modelitos ya que eran nuevos, recién confeccionados, y necesitaba catalogarlos.
Los chicos aceptaron encantados a prestarse para hacer de modelos. Una de las chicas ya se había quitado el traje y decidió volvérselo a poner para que pudiera hacer las fotos de los tres juntos. Mientras la chica se ponía el traje de nuevo, otro cliente se dirigió a mí para hacerme una consulta.
El señor necesitaba una cola de lobo para hacer unas fotografías en su estudio y me preguntó si tenía alguna para venderle. Lamentablemente no pude ayudarle ya que no disponía de ninguna, pero le ofrecí la idea de comprar un gorro de Daniel Boom, que es el típico de piel con una cola de zorro colgando por detrás. Al hombre no le pareció mala la idea y me pidió que le dejase hacer una fotografía del gorro para ver el efecto que produciría en fotografía en lugar de la de un lobo. En ese momento sonó el teléfono y tuve que atender la llamada. El hombre abrió un maletín y saco una cámara fotográfica profesional y buscando un lugar adecuado para hacer la fotografía se dirigió donde estaban los tres muchachos disfrazados de Mamma Mia que me estaban esperando para que les hiciera las fotos.
El hombre, pidió a uno de los muchachos si podía sujetarle la cola de zorro para poder fotografiarla mejor y el muchacho aceptó con cara de sorpresa, ya que los tres chicos creyeron que yo había llamado a un fotógrafo para hacerles las fotos. Los tres muchachos empezaron a hacer todo tipo de poses de lo más divertidas para que les fotografiasen siempre con la cola de zorro en la mano y el hombre no salía de su asombro ante tales demostraciones como modelos de pasarela.
En ese momento llegué yo con mi cámara de fotos y me encontré con la divertida situación: el señor intentado fotografiar su cola de zorro y ellos intentando juntarse al máximo para salir en las fotografías.
Ellos, al verme con la cámara en la mano y con cara de sorpresa comprendieron que se trataba de una divertida confusión. Cuando le explicamos al hombre lo que estaba ocurriendo comprendió que no se trataba de un objetivo indiscreto, que es lo que pensó en todo momento. Solucionado el gran lió les hice las fotografías oportunas a los chicos con un gran trabajo, ya que todos los allí presentes estuvimos riendo toda la mañana por tan singular acontecimiento.
Gracias a los simpáticos muchachos por su gentileza y al buen hombre por su buen humor.

“Goza la vida mientras vivas; disfruta cada día; aprovecha todo lo que tienes. Es mas tarde de lo que crees”
(Horacio)

1 comentarios:

los pensamientos de lucy dijo...

Lo recuerdo con simpatia, me encanta que nos hagas recordar anecdotas de este tipo.
Besos.

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