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martes, 11 de agosto de 2009

PROPOSITO CONSEGUIDO (Angelina 6ª parte)

Pasen, señores, pasen, que ya comienza la diversión….
Vean la gran revista llena de magia, luz y color…

Todos los días la misma sintonía. Todos los días el mismo maquillaje. Todos los días el mismo show. Angelina, a pesar de la monotonía que significaba trabajar en un espectáculo diario se sentía feliz, porque, en definitiva, era lo que ella había elegido.
En algunos momentos llegué a verla un poco agobiada, a pesar, de haber conseguido meterse al publico al bolsillo y de tener muchos amigos en “La Cueva”.
Creo que el verdadero problema de Angelina era la ambición por llegar más alto en todo momento y a pesar de haber llegado a ese nivel en tan poco tiempo, “La Cueva” ya le parecía poco.
Respecto a mí, los cambios a mejor se fueron sucediendo, siempre en el más positivo de los aspectos.
El día que Marvin Salas dejó La Cueva para irse al Barcelona De Noche, su vacante como director artístico y creador del vestuario supuso el mayor de los problemas tanto para la plantilla, como para los dueños del local, acostumbrados a seguir las ordenes de un gran maestro como Marvin.
Los propietarios de La Cueva propusieron a Marvin continuar con la dirección artística de los espectáculos sin necesidad de formar parte del elenco de artistas. Esta propuesta convenció al muchacho, que, de este modo, tendría un sueldo extra aparte de la nómina del Barcelona de Noche.
Quedaba pendiente de solucionar el tema de la creación y diseño del vestuario de los nuevos espectáculos y, sin duda alguna, ese fue mi momento de suerte.
Sabía que tarde o temprano llegaría el día en que podría ocuparme, no sólo de confeccionar el vestuario personal de los artistas, sino también el vestuario de la casa, que estaba compuesto por la presentación, los números de conjunto y el apoteosis final.
Esa fue mi primera ocasión para demostrar mi talento en una producción de cierta envergadura.
Hasta el momento, se me conocía como "el que hace los modelitos de Angelina", a pesar de confeccionar, además, para algunos de sus compañeros de La Cueva y para algunos artistas noveles que, por no demasiado dinero, quedaban encantados.
A partir de ese momento tuve que plantearme el trabajo de otro modo a consecuencia del aumento de los pedidos y la necesidad de tenerlo todo listo para una fecha concreta que, sin duda, era el día del estreno del nuevo espectáculo.
Empecé haciendo los diseños y bocetos para la nueva producción y, una vez asignados los modelos para cada artista, empecé la labor de conseguir muestras de tejidos, lentejuelas y adornos necesarios.
Recuerdo que fue una época de verdadero estrés, ya que aparte de mi trabajo como camarero en un hotel de Barcelona, tenia que ocuparme del vestuario de un gran show, adaptar mi casa para el nuevo enfoque laboral y sacar algo de tiempo para poder dormir, pero, a pesar de todo, me sentía muy orgulloso de haber conseguido mi propósito y mi sueño.
Angelina estaba muy contenta al saber que también formaba parte del equipo y, de hecho, lo que más le gustaba era presumir de ser la primera en lucir mis modelitos. El hecho de trabajar con ella, me facilitaba mucho las cosas, ya que, desde siempre, además de mi gran amiga, fue mi confidente, poniéndome al corriente de todos los pormenores que acontecían tras las bambalinas del teatro.
Así transcurrieron más de tres años conociendo mucha gente del mundo de teatro que se pasaba por allí tanto como público, como trabajando en La Cueva como artistas invitados.
Tambien los homenajes continuaron celebrándose en el localy lo más importante, la experiencia que, poco a poco, fuimos adquiriendo nos hacía más expertos y más profesionales.
Todavía recuerdo el día que José Manuel Parada (muy joven por aquel entonces) hizo la primera entrevista a Angelina que demostrando su maestría, dió todo tipo de detalles en referencia al nuevo espectáculo y, cómo no, recalcando que yo había confeccionado su vestuario (lo cual agradecí enormemente).
Con respecto a sus compañeros de camerino, las asperezas se fueron limando poco a poco hasta el punto de considerarse todo el grupo como una gran familia. No obstante, tengo que anticiparos que los días en La Cueva estaban contados, tanto para Angelina, como para mi, ya que en poco tiempo ambos, daríamos “el gran salto”…pero de ello, hablaremos en otra ocasión.

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