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jueves, 10 de septiembre de 2009

LO PRINCIPAL


Fue en el mes de julio durante las fiestas de la ciudad de Gante cuando después de recorrer las engalanadas calles decidimos hacer un alto en el camino para tomar un tentempié en una de las cafeterías del lugar.
Las terrazas estaban repletas de gentes por lo que decidimos pasar al interior del establecimiento donde una existía una completa calma comparado con el bullicio del exterior.
Tan solo observamos un único cliente en uno de los extremos del local que con un aspecto descuidado, tomaba relajadamente una copa de coñac. Al poco rato de haber tomado asiento el hombre nos hizo un saludo alzando su copa e hizo una mueca en señal de amistad. Nosotros respondimos al saludo con una señal de cortesía.
Al poco rato se acerco a nosotros y nos dijo en tono suave
- Si me invitáis a una copa os cuento una historia
Nos quedamos un tanto sorprendidos y desconcertados, pero con la curiosidad de saber cual seria la historia que contaría a cambio de una copa de coñac.
Al momento apareció una camarera que se dirigió al hombre
- Deje de molestar a los chicos y siéntese en su mesa
- No nos molesta - le respondí a la chica - Sírvale una copa al señor que le invitamos nosotros
Con su copa de coñac entre las manos empezó un sorprendente relato…

"Había una mujer muy pobre que vagabundeaba por las calles de nuestra ciudad con un fardo de tela cruzando su cuerpo donde acurrucaba un precioso bebe.
La mujer vivía a las afueras, en un barrio de chavolas y, todos los días, andaba varios kilómetros con su bebe para llegar a la ciudad donde pedía limosna a los transeúntes.
Una tarde de camino a su casa escuchó una misteriosa voz que salía de un agujero que quedaba al descubierto a consecuencia de unas obras.
La mujer se acercó y observó que algo brillaba dentro de la pequeña cueva.
La voz se oyó de nuevo de su interior: “Entra y toma todo lo que desees, pero no te olvides de lo principal… Cuando salgas, la entrada se cerrará para siempre. Por lo tanto aprovecha la oportunidad, pero recuerda, no te olvides de lo principal”
La mujer entró en el agujero y encontró muchas riquezas. Fascinada con el oro y las joyas, puso al niño en el suelo y empezó a juntar, ansiosamente, todo lo que podía dentro del fardo de tela que cruzaba su cuerpo.
La voz misteriosa habló nuevamente: “Tienes sólo ocho minutos”
Agotados los ocho minutos, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacia la salida de la cueva. La entrada de la gruta se cerró justo en el momento que salió por ella.
Recordó en ese momento que su bebe se había quedado dentro de la cueva y la entrada habia desaparecido.
La riqueza duro poco, pero la desesperación siempre.
Lo mismo ocurre a veces con nosotros mismos. Tenemos toda la vida para vivir en este mundo, y una voz siempre advierte: “No te olvides de lo principal”.
Lo principal son los valores de la vida, la familia, los amigos, la vida misma…
…Pero la ganancia, la riqueza, los placeres materiales nos fascinan tanto que lo principal siempre se queda a un lado.
Que jamás olvidemos que la vida en este mundo pasa rápido y que la muerte llega de inesperado.
…Y que cuando las puertas de esta vida se cierran para nosotros, de nada valdrán las lamentaciones.
Vivimos en un mundo lleno de problemas, angustias, corrupción, vandalismo, injusticias y donde cada día mueren niños inocentes…
Pero a pesar de todo, ojala que nunca olvidemos “lo principal”".

2 comentarios:

los pensamientos de lucy dijo...

Maravillosa, cada entrada me sorprende más , en cada una de ellas te superas más y más. Sigue así y gracias por estas bellas historias.
Con cariño.

Anónimo dijo...

Ricard sabes cuando marchamos de esta vida todo lo material se queda aqui a veces olvidamos eso, esta historia es una realidad y además es muy bonita

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