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jueves, 9 de junio de 2011

LA ULTIMA VOLUNTAD


Agradezco a Ananda Nilayán (http://anandanilayan.blogspot.com/) por permitirme publicar en mi blog esta historia tan curiosa e interesante.
Seguro que después de leerla no os dejara indiferentes.

Agustina fue siempre una mujer recta, sobria y seria que velaba celosamente por la pulcritud, el orden y la responsabilidad.
Vino a este mundo a enderezar vidas ajenas, a ser mártir trabajadora de un matrimonio insatisfecho y cargado de camisas para almidonar y planchar, rayas perfectas en pantalones y blancos nucleares en las puntillitas de la ropa interior de sus dos hijas, Palmira y Miranda.
Así que todos contemplaban la extraña imagen de Doña Agustina en el ataúd.
¿Cómo era posible que esta mujer que si sonrió alguna vez en vida fue a escondidas, pidiera ser amortajada de esta guisa?
Andaluza de tierra árida jamás toleró una feria ni una copa de manzanilla "banalidades que enturbian el alma", decía. Y ahí estaba ella, amortajada con un vistoso vestido de faralaes "más típico no se puede", lleno de lunares coloridos, mantoncillo brillante, peinetas y hasta una flor grande en rojo vivo en lo alto de la cabeza. No faltaban los zapatos de flamenca tan rojos como la flor ni los zarcillos de coral a juego con el collar de cuentas gordas.
Nadie se atrevía a decir nada hasta que la indiscreta de tía Nieves preguntó a voz en grito:
- ¿Cómo es que Agustina va así vestida?
El silencio lo llenó todo hasta que Palmira, carraspeando con la conciencia de la expectación creada respondió:
- Mi madre dejó una carta en la que pedía ser amortajada con las ropas y accesorios que encontraríamos en una caja arriba del ropero.
Todos pensaron que la mujer debió llevar una doble vida o que decidió soltar el moño para airear la melena en la caja como un estallido de libertad a tanta represión auto impuesta.
Así fue enterrada ante el desconcierto de todos.
Seis meses después las hijas se encontraban en la casa familiar poniendo orden, ventilando y guardando o tirando tantas cosas.
Abrieron la ventana del dormitorio de la madre difunta, voltearon el colchón sacudiendo el polvo y abrieron las puertas del ropero para empezar a empaquetar ropa para la iglesia, como fue deseo de Doña Agustina.
Por un lado, chaquetas de punto, faldas, vestidos, camisas y jerséis (todo azul marino, blanco, gris y negro). Por otro lado medias, combinaciones y camisones. Los zapatos a una caja y la ropa interior, para tirar, por expreso deseo de la pulcra difunta.
Palmira pidió a Miranda que descorrieran un poco el ropero pues había algo de humedad en aquella habitación y la pared empezaba a ennegrecer.
Entonces un ruido sordo se escuchó tras la trasera del ropero: una caja había caído.
Se miraron extrañadas, Miranda recogió la caja y la llevó a la cama.
Ambas se miraron interrogantes hasta que Palmira decidió abrirla.
En su interior cuidadosamente planchado y doblado apareció un vestido negro de punto, recto, cuello redondo y magas largas, unas medias oscuras, unos zapatos bajos de cordones y una gargantilla de perlas. También había un sobre que al abrirlo pareció abofetearlas: "Os dejo preparada mi mortaja, recién comprada".
Ambas mujeres se miraron perplejas...
- ¿Y la otra caja? - se atrevió a preguntar bajito Miranda.
En aquel silencio que pesaba como una losa en la habitación, se miraron y añadieron la mortaja a la caja destinada a la iglesia.

(Gracias Ananda por presumir de tu amistad).



12 comentarios:

Mabel dijo...

Hola Ricard, que historia interesante y misteriosa, que final tan irónico, se puede decir tantas cosas. Quien era en verdad Doña Agustina?. Tal vez tanta autorepresión hizo que en algún momento quisiera vestir esas ropas en vida, o fueran su ropa de mortaja, o tenía doble vida?, o alguien sabía de su mortaja y se la cambió.
Como me gusta estos cuentos, con finales inesperados que te dejan pensando y debatiendo de como resultaron los hechos.
Muy buena idea de traerlo aquí para conocerlo.
Gracias por compartirlo.
Besitos a los dos

Mª Carmen dijo...

Hola Ricard, esta historia se la leí a Ananda y me impresionó bastante, muchas preguntas sin contestar como dice Mabel, a veces la represión o la época hacen un misterio a las personas.Besos.

Carmen Rosa dijo...

jajaja RICARD, que tal equivocación de cajas, el detalle estaba en la tarjeta. Me encantó.
Un beso

Anónimo dijo...

Pase a dejarte un abrazo y mis deseos de un fin de semana maravilloso. Mucha gracias por tu apoyo y comentarios, espero que esta segunda parte sierva para ayudar a quitar la venda de los ojos a mucha personas.

Helga F Moreno dijo...

Que curioso, ¡pobre mujer! ¡O no!. A lo mejor en su interior, toda la vida reprimido, inconscientemente quiso que la ataviaran así en su muerte.
Y dispuso las dos cajas estrategicamente colocadas una cerca de la otra para que se diera tal "equivocación".
Curioso el cuento y muy interesante!
Un abrazo Ricard y buen fin de semana!

Unknown dijo...

jajaja ayer lo leí y me causó mucha gracia, pero no comenté. Pensé es para reírse?!
Me encanta que las hijas la hayan vestido así!

Les digo a mis chicas 'me creman, nada de velatorio, cajones y todas esas cositas, no me gustan', responden 'mamá nosotras decidiremos, no hables de muerte'.

Te pido por favor hables con ellas Ricard jejeje

Besos tesoros, buen fin de semana :)

Amelia dijo...

¡Hola Ricard! me ha apenado tu historia porque tantas personas pasan por la vida reprimiendose de todo porque no saben de otra manera. Además son personas que siempre viven para los demás, haciendo y haciendo cosas y olvidándose de darse un simple caprichito.
Y para colmo de sus males ni siquieran al final se sigue su único deseo que es irse al otro mundo vestida como ella queria...
pena, me dá pena.

Un besazo Ricard! gracias por tus comentarios en mi blog y que sepas que yo también te considero de mi family. smuacksss!!!

Anónimo dijo...

Hola Ricard. Curiosa historia, y real en muchas vidas seguro, la verdad que pena de vidas, asi sin sentir una sonriasa por una flor, que amargura y tristura. La verdad al menos tuvo un entierro alegre, al menos de vestuario. Curiosidades del destino, y yo me pregunto, que hacia ese vestido guardado, quizás, un día le entro la tentación y se lo compro y puso alguna vez???? ah? el secreto se fue a la tumba........
Un abrazo.............

Esther dijo...

primero que pena de mujer y de vida. pero por desgracia hubo una época que hubo muchas Agustinas. que ironía que lo que le preparo le destino vistiéndola en su muerte con ese traje tan alegre y tan opuesto a su carácter. O quizás no. Bueno la historia es muy interesante y con un final inesperado. Gracias corazón. Bikiños y feliz fin de semana

Unknown dijo...

Buenas noches Ricard, pasaba para desearte un buen fin de semana.
Me ha gustado mucho relajarme leyendo la historia.
Un abrazote :)

Anónimo dijo...

Ricard ya me imagino que coraje para la mujer si es que fue una equivocacion, se estaria revolcando de coraje en la tumba.
Un abrazo muy fuerte, siempre es un gusto enorme leerte amigo.

Verónica Calvo dijo...

Mi querido Ricard, qué sorpresa que lo hayas posteado tan rápido :)))
Sabes qué pasa??? que o me aparecen tus actualizaciones y hoy por fin apareció la última y me encuentro con la sorpresa de que ya van unas cuantas. Estaré más atenta.

Gracias mi querido amigo por traer a tu espacio esta extraña historia verídica.
Yo si que presumo de ti, que eres un cielo.

Besos

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