
No hay ningún tipo de duda que la Navidad ya esta aquí.
Tan sólo hay que asomarse a las calles y contemplar las típicas luces centelleantes con bombillitas multicolores, los escaparates adornados y ese olor típico que se respira en el ambiente.
Curiosamente, el típico olor me ha costado un poco más descubrirlo este año, y como soy de analizar las cosas, creo que la culpa de ello la tiene el cambio climático.
En fin, el caso es que el pasado domingo lo destiné a pasear por la ciudad de Barcelona e introducirme por las callejuelas del casco antiguo.
Me sorprendió una calle que, por ambos lados, una fila de velitas rojas colocadas en el suelo, invitaban a cambiar de rumbo y seguir el bailoteo de las llamitas.

Reconozco que siempre he sido de multitudes y aquello de que “donde va Vicente va la gente” pega conmigo como anillo al dedo.
En esa ocasión preferí seguir por la solitaria calle llena de velitas y por ella me perdí.
Tal vez no tenga relación alguna, pero a pocos metros de allí me encontré algunas personas con una velita encendida en sus manos. No hice el menor caso, pero me quedé intrigado.
A partir de ese momento, llegando a Las Ramblas, encontré muchas más personas con las velitas. Mi curiosidad se hizo mayor y decidí descubrir el porqué de las velitas.
Entré por la calle Hospital hasta llegar a una gran Iglesia: La parroquia de San Agustín.
Allí estaban reunidas infinidad de personas, todas, con su velita encendida.
Yo, como siempre, empecé a hacer fotografías porque me pareció muy curioso y creí que podrían ser unas bellas imágenes.
Una chica, de un grupito, se me acercó y me dijo si podía hacerles una fotografía con su cámara.
Por supuesto, me ofrecí a ello, aunque fueron varios los que posteriormente me pidieron el favor de sacar una foto.
Pensé que ese seria el momento de salir de dudas y preguntar a una de las chicas cual era el significado de las velitas encendidas. La joven, muy amable, simpática y animosa me contestó que todas y cada una de las velitas han venido desde Belén para traer la paz.

En ese momento, me sentí contento de saber el motivo y muy satisfecho de comprovar que hay personas "anominas" que demuestran los SENTIMIENTOS de ese modo.
Durante el trayecto a mi casa, no dejé de pensar en el tema y fue entonces cuando empezaron mis dudas: - ¿Han venido encendidas desde Belén?
- ¿Todos ellos han venido andando?
- ¿Cómo podían estar encendidas desde Belén si son velitas que apenas tienen 10 cm?
- ¿Cómo han calculado el tiempo para llegar todos juntos y a la vez?
- También habían muchos niños. ¿No iban al colegio esos días mientras venían de Belén?
- Se les veía muy frescos y animosos por haber llegado de un viaje tan largo.
Por favor, si alguien lee esto y está informado al respecto, le agradecería que me sacara de dudas.
Dicen que nunca te acuestes sin aprender algo nuevo y hoy aun no he aprendido nada…