Cierto día, caminando por la playa me crucé con un hombre que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar.
Hacía lo mismo una y otra vez.
Tan pronto como me aproximé me di cuenta de que lo que el hombre agarraba eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar.
Intrigado , le pregunté sobre lo que estaba haciendo, a lo cual me respondió : estoy lanzando estas estrellas de mar nuevamente al océano.
Como ves, la marea baja y estas estrellas han quedado en la orilla.
Si no las arrojo al mar morirán aquí por falta de oxígeno.
Entiendo, le dije, pero debe haber miles de estrellas de mar sobre la playa.
No puedes lanzarlas a todas.
Son demasiadas, y quizás no te des cuenta de que esto sucede probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa.
¿no estás haciendo algo que no tiene sentido ?
El hombre sonrió, se inclinó y tomó una estrella y mientras la lanzaba de vuelta al mar me respondió: ¡para esta si lo tuvo!
Cada mensaje de estos es una estrella que arrojo al mar... Sé que en este mundo
complicado, acelerado, equivocado un gesto de ternura y solidaridad no alcanza...
Nada puedo hacer para solucionar las penas del mundo pero mucho puedo hacer para ayudar en el pedacito de mundo que me toca atraves de este blog.
Si alguna vez a través de estos mensajes, he conseguido hacerte sonreír, emocionar, reflexionar... entonces eres una de esas estrellas que ha vuelto al mar a contarle a las otras que existo, que de los momentos límite también se sale, que todavía existen seres que creen en los demás.
sábado, 20 de marzo de 2010
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3 comentarios:
Ricard, te acompaño a devolver estrellas al mar...
Besito
Nosotros somos responsables y dueños de nuestros actos.
Ohhh tesoro vamos a recogerlas!
Sí que haces reír, volar con la imaginación, un sol de persona!
Besoitos!
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