MI AMIGA LLOLL

Desde siempre he sentido debilidad por una gran actriz de teatro llamada LLoll Bertrán. Hace aproximadamente unos 20 años, la conocí personalmente en la grabación de un programa de televisión llamado “El joc del segle” (El juego del siglo), al que acudí como publico.
Siempre ha destacado por su faceta cómica, aunque os aseguro que como cantante y actriz dramática, es para quitarse el sombrero.
Os cuento una divertida anécdota que aconteció hace unos pocos meses.
Una tarde vino para que le confeccionáramos una malla de rejilla para complementar su vestuario para su última representación en el teatro Victoria de Barcelona.
Me hizo mucha ilusión verla y le conté que fui desde siempre un gran seguidor de su carrera artística y que la conocí en aquella grabación de televisión a pesar de hacer muchos años.
Le conté que en una ocasión escribí una entrada en el blog dedicada a ella y que la publique al llegar a casa después de verla actuar en el teatro:
http://ricardomenkes.blogspot.com/2009/08/la-lloll.html
Se la mostré en el ordenador en ese momento y se emociono a ver lo que escribí de ella.
Antes de irse le pedí que si se podía hacer una fotografía conmigo y me dijo que terminaba de salir del gimnasio y no iba ni maquillada ni arreglada para una fotografía, pero que el próximo día que viniera a probarse el vestuario estaría maquillada para que nos hiciéramos todas la fotos que quisiéramos.
Me pareció lógico y le dije que no había ningún problema.
A la semana siguiente volvió de nuevo para probarse el vestuario y lógicamente llego guapísima y dispuesta a hacerse todas las fotos que quisiera.
Casualmente ese día tuve muchísimo trabajo preparando un vestuario para un espectáculo y había sudado mucho ya que hacia mucho calor.
Me preocupaba hacerme las fotos con LLoll y que yo oliera a sudor.
Me acorde que en mi despacho guardaba un bote de colonia desde hacia tiempo, y sin pensarlo, me rocíe la cabeza y el cuello.
Lo peor fue cuando después de embadurnarme con la colonia me di cuenta que estaba pasada.
No olía del todo mal, pero si mucho mas fuerte y concentrada que cuando la compre.
No sabia que hacer y cada vez estaba más nervioso, pero como fuere, tenía que hacerme esas deseadas fotografías.
Finalmente nos fotografiamos juntos y supongo que no aprecio el fuerte olor a colonia, porque, después de demostrarme su confianza y amistad, decidí contarle la peripecia acontecida antes de hacernos las fotos.
Ella se río mucho y me aseguro que no había percibido olor alguno ni bueno ni malo, solo mi cariño y mi amistad.

Desde ese día la considero además de una gran artista, una gran amiga.