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martes, 29 de septiembre de 2009

LA NOCHE PERFECTA

Siempre he dicho que no existe la felicidad pero sí, los momentos felices.
Precisamente éste fue uno de ellos.
Recuerdo que después de pasar un día agotador, visitando las increíbles ruinas de la ciudad de Pompeya, regresamos a Nápoles con intención de cenar cualquier cosa, en cualquier lugar, y llegar al hotel cuanto antes para descansar y dormir a pierna suelta.
La cena fue exquisita en la terraza de uno de los restaurantes cercanos al hotel y para finalizar pedimos un té como de costumbre. Casualmente no tenían té, algo a lo que estamos acostumbrados a tomar todas las noches. No fue algo que tuviera demasiada importancia, la verdad, pero hubiera sido lo suyo.
Llegamos por fin al hotel y la idea de poder relajarnos no dejaba de rondar nuestras mentes, pero de pronto algo se nos pasó por la cabeza… tal vez en la cafetería del hotel nos puedan servir un té antes de ir a nuestra habitación.
Ascendimos a la sexta planta y nos dirigimos a la cafetería donde un atento camarero nos informó donde estaba la zona de bar y dirigiéndonos al final del comedor llegamos a una inmensa terraza iluminada, indirectamente, donde divisamos las más impresionantes vistas de la ciudad de Nápoles. En ese preciso momento nos olvidamos del cansancio y, nuestro único deseo era tomar asiento en los confortables sillone. Se podría decir que la decoración era de lo más relajante. Inspirada en el estilo Zen, con los suelos totalmente de madera y algunos maceteros con centros minimalistas.
Tomamos asiento y rápidamente fuimos servidos. Creo que todos los astros se pusieron de acuerdo para proporcionarnos el más mágico de los momentos, donde una agradable temperatura, una música suave y el deseado té, culminaron el día.
Me levanté y me dirigí a uno de los extremos de la terraza para observar la ciudad con sus miles de luces y de pronto algo me llamó poderosamente la atención, algo que no podía faltar en una noche como esta. Por supuesto, la blanca luna estaba presente sobre nuestras cabezas y, mirándola fijamente, observé como bajaba uno de sus parpados haciéndome un repentino guiño y dejándome totalmente sorprendido, me dedicó unas bellas palabras en forma de brisa poniendo en mi conocimiento el secreto de la noche:
“LO MARAVILLOSO NO ES EL LUGAR, ES LA COMPAÑÍA…"

domingo, 27 de septiembre de 2009

EL PAVO ASADO

Fue una de esas noches que precedían a la navidad y fuimos invitados a una exquisita cena. Hacia ya tiempo que Marta y Albert, unos amigos recién casados, nos tenían prometida una cena para que viéramos su nuevo piso, pero un día por otro se fue dejando...
Por fin llegó el día y con el típico pastelito de rigor acompañado de una botella de vino, nos presentamos en su casa con intención de pasar una fantástica velada.
Primeramente visita y recorrido por el impecable piso y felicitaciones por la exquisita decoración (jamás hubiera decorado mi casa de ese modo). Ella estaba muy contenta porque sus padres vivían al girar la esquina y de hecho podían verse cuando salían a tender la ropa por la parte trasera del edificio. No daba la impresión que a Albert le diera la misma alegría por la mueca de desaprobación que hizo en el momento del comentario.
Una vez mostrado el piso y dadas las explicaciones al respecto pasamos al comedor donde una mesa preparada para la cena, anticipaba una noche muy animada.
- He preparado pavo asado - dijo Marta - lo he cocinado del mismo modo que lo hace mi madre y a ella le sale riquísimo. Espero que a mi me quede igual…
Y con una sonrisa, se fue para la cocina mientras nos quedamos tomando asiento. El muchacho estuvo con nosotros conversando animadamente mientras ella terminaba la cena. Un delicioso olor provenía de la cocina y con un…
. ¡Ya estoy aquí!!!...
recibimos a la joven que llegaba con una gran bandeja con un pavo asado. Una vez colocado en el centro de la mesa se dispuso a trocearlo con unos impecables cuchillos. Desde que Marta trajo el pavo a la mesa, algo me llamó mucho la atención. El pavo tenía cortados los extremos de los muslos. Nunca había visto un pavo, ni siquiera un pollo, que le hubieran cortado parte de sus patas. Mi curiosidad pudo conmigo y le pregunte a Marta porqué el gran pavo carecía de los extremos de sus muslos. Ella me dió la respuesta rápidamente:
- Forma parte de la receta, mi abuela ya cocinaba el pavo del mismo modo, mi madre cocina el pavo del mismo modo y yo. también cocino el pavo de la forma que me lo hacían ellas. Parece una tontería pero el sabor es más auténtico con los muslos cortados y cocinado de este modo
Verdaderamente el pavo estaba exquisito y por supuesto le pedí la receta para cocinarlo en alguna ocasión. De pronto sonó un timbre y Albert se levantó para ver quién era. Al momento apareció de nuevo y dirigiendo su mirada a Marta le dijo:
- Son tus padres que vienen a tomar café...
Al poco rato llegaron acompañados de la abuela, una señora mayor que tuvo que hacer un gran sacrificio para llegar hasta la casa de los recién casados. La pobre mujer se sentó en el sofá y tan sólo se limitó a escuchar. Los padres de Marta, se sentaron en la mesa con nosotros y por supuesto, nos preguntaron que tal había estado la cena. Antes de que contestáramos, Marta replico:
- He cocinado el pavo asado del mismo modo que tú lo haces, ¡¡ha quedado riquísimo!!
Nosotros asentimos con la cabeza en señal de aprobación y le dije a su madre que estaba muy bueno y que el hecho de cortarle las puntas de las patas hace que el sabor penetre mejor al interior del pavo. La señora nos aseguro que ese era el truco de la receta y mirando hacia el sofá donde estaba la señora mayor, nos dijo que aprendió a cocinar el pavo igual como lo hacia su madre. La pobre mujer, que estaba escuchando la conversación levantando la mano para llamarnos la atención dijo con una voz cascada por la edad:
- Esa receta la aprendí yo cuando era joven, pero las patas del pavo no las cortaba para darle mejor sabor, SINO PORQUE NO ME CABIA EN EL HORNO
Nos quedamos todos sin saber que decir después del tremendo corte que se llevó su hija y su nieta. Albert reaccionó soltando unas inmensas carcajadas que rápidamente contagio al resto de los allí presentes.

A veces la vida te da sorpresas cuando menos te lo esperas.

martes, 22 de septiembre de 2009

EL PERRITO SALTARIN

Esta es una de las divertidas historias que ocurrían todas las noches en el desaparecido “Café Arnau”. (-Blogg -EL CAFÉ ARNAU-15 junio 2009).
Era una noche lluviosa del mes de Octubre. Durante todo el día no dejó de llover. Una lluvia fina que predecía que el invierno se estaba acercando inevitablemente.
Todas las mesas del Café Arnau estaban llenas de artistas que habían terminado su función y que, como todos los días, se reunían para charlar y comentar las novedades del mundo de la farándula
Hacia poco que Angelina y yo habíamos pedido unos cafés con leche y un par de croasants y estábamos esperando que nos los sirvieran.
De pronto sonó el timbre y el lotero, que tenia su puesto junto a la entrada, abrió la puerta como de costumbre.
Por la menuda puerta incrustada en la persiana metálica entró una mujer con un chubasquero de color negro brillante, con el cuello levantado, y con un gran paraguas negro con topos blancos. Junto a ella, entró un perro de color canela de estatura media.
- Buenas noches, doña Concha - dijo el lotero
- Vaya nochecita, hijo mío, menuda la que esta cayendo. Haber si me tomo algo calentito que me anime - contestó
- Pase usted que seguro que hay alguna mesa que este libre
Su entrada al establecimiento clandestino parecía una autentica puesta en escena de una obra de teatro y, lógicamente, captó la atención de todos los que allí estábamos reunidos.
Enseguida empezaron a oírse comentarios, Mira, es Concha Velasco…
Ella siempre tan divina…
Como le gusta llamar la atención….
Además hoy va con un perro…
Concha Velasco actuaba todas las noches en el Teatro Apolo, pero normalmente no solía aparecer por el Café Arnau y, por ello, se sorprendieron sus compañeros de reparto al verla llegar.
Al pasar junto a las mesas hasta llegar a la única que estaba vacía tuvo que atravesar la sala, y saludando a algunos conocidos y compañeros que allí se encontraban tomo asiento en la mesa asignada.
El perro estaba empapado y no hacia más que moverse por todas partes poniéndolo todo perdido. Alguno de los allí presentes tuvo la desastrosa idea de darle un trozo de salchicha de su plato combinado y el perro desde ese momento no dejó de llamar la atención a todos los clientes reclamando algo de comer.
Otro muchacho le dió un trozo de pollo y, poniendo sus patas llenas de barro sobre sus rodillas, no conseguía apartarlo de su lado.
La gente observaba la escena pensando como era posible que su dueña no lo atara y le obligase a estar a su lado. Nos sorprendió que en un momento dado, el perro se le acercó y, con un gesto de desaprobación, hecho al animal hacia un lado. Pensamos que tal vez no quería que manchase su impecable gabardina.
Un representante conocido se acercó a la mesa de Concha, después de los saludos y los dos besos de rigor, le ofreció asiento en su mesa, quedándose ambos conversando animadamente.
Al rato, la gente dejó de prestar atención y volvieron a retomar el hilo de las conversaciones.
El perro, un poco mas calmado, pero sin dejar de molestar, se sentó a un lado del salón, atento en todo momento por si alguien volvía a darle un nuevo bocado de cualquier cosa.
El tiempo pasó y Concha decidió retirarse, no sin antes ponerse su chubasquero brillante y saludando de nuevo a todos sus conocidos. Atravesó la puerta y el lotero la cerró a sus espaldas.
Todos prestamos atención de nuevo a su salida, sin acordarnos de que el perro permanecía dando vueltas por el local olisqueándolo todo a su antojo.
- Se ha olvidado el perro - dijo una chica levantándose
Todos empezamos a buscar instintivamente al animal que seguía olisqueando todos los rincones buscando algún resto de comida.
- Hay que avisarla - dijo la chica de nuevo
Uno de los muchachos cogió su chaqueta y, corriendo, fue hacia la entrada en busca de la artista.
Nos la estábamos imaginando, regresando con su chubasquero brillante y haciéndole carantoñas a su perro diciéndole “pobrecito mío, que te dejaba olvidado, con lo mucho que mami te quiere”.
La sala se quedó un poco más silenciosa en espera de la próxima llegada de la artista que no podía tardar mucho para recoger su molesto animal.
Sonó de nuevo el timbre de la puerta y el lotero la abrió. En la puerta estaba el muchacho empapado que con las prisas ni siquiera cogió su paraguas.
Se aproximó a la mesa donde estaba sentado el y sus amigos y un tanto ruborizado dijo en voz suave:
- “EL PERRO NO ES DE ELLA”
Todos nos quedamos asombrados y miramos al animal que con cara de extrañeza por ser el centro absoluto de las miradas empezó a mover el rabo y a saltar de nuevo por toda la sala.
“Un perro no ladra por valiente, sino por miedoso”

domingo, 20 de septiembre de 2009

UNA HORA

Un hombre llegó a casa tarde, cansado e irritado por el trabajo y se encontró a su hijo pequeño de 5 años esperándole en la entrada de la casa.
- ¡Hola Papa! - le dijo con una gran sonrisa en la boca.
El hombre se agachó para darle un beso y el pequeño aprovecho para hacer una pregunta.
- Papa, ¿puedo preguntarte algo?
- Claro que si - le dijo al pequeño.
- ¿Cuánto ganas por hora?
- ¡Eso no es asunto tuyo!, ¿a qué viene que hagas este tipo de preguntas? - dijo el padre enojado.
- Sólo quiero saberlo, por favor, dime cuanto ganas a la hora - suplicó el pequeño.
- De acuerdo, te lo diré. Gano 20 euros a la hora - le dijo el padre malhumorado.
- ¡OHHH, cuanto! - dijo el pequeño vajando la cabeza y poniendose triste y apenado.
- Papa, ¿puedes prestarme 10 euros, por favor? - dijo el niño de pronto.
El padre se puso furioso al comprobar que lo único que deseaba el pequeño era pedirle dinero para gastarselo en juguetes.
- Vete ahora mismo a tu habitación y acuestate. No entiendo como eres tan egoista. ¿No te das cuenta que trabajo todo el dia durante muchas horas y no tengo tiempo para tus juegos infantiles y tontos?.
El pequeño se fue en silencio para su habitacion y cerró la puerta.
El hombre se sentó y empezó a pensar en lo que habia ocurrido con su hijo. ¡Como puede preguntarme eso sólo para que le de dinero!
Despues de casi una hora, el hombre se calmó y empezó a pensar que tal vez fue un poco duro con su hijo. Quizá realmente necesitaba comprar algo con esos 10 euros y, de hecho, nunca le solia pedir dinero.
Fue a la puerta de la habitacion del niño y la abrió.
- ¿Estas dormido, hijo? - preguntó
- No, papa, estoy despierto - dijo el pequeño.
- He estado pensando… - dijo a su hijo - Puede que haya sido un poco duro antes contigo - le dijo al pequeño - Ha sido un largo dia y he llegado malumorado y lo he pagado contigo. ¡Aquí tienes los 10 euros que me has pedido antes!
El niño se sento sonriente .

- ¡Ohhh, gracias papa! - dijo ilusionado
Entonces empezó a rebuscar debajo de su almohada y sacó un billete de cinco euros y cinco monedas de un euro.
El pequeño empezço a contar el dinero despacito, y el padre al ver que su hijo tenía dinero, empezó a enfadarse de nuevo.
- ¿Para qué me has pedido dinero si ya tenias? - refunfuñó el padre…
-Porque antes no tenia suficiente, ahora si que tengo Papa. Ahora que tengo 20 euros… ¿PUEDO COMPRAR UNA HORA DE TU TIEMPO?
"Cuando llegas a ser abuelo, te das cuenta que podrias haber sido mejor padre"
(Antoni Bolinches)

viernes, 18 de septiembre de 2009

VISITA INESPERADA

Hace un tiempo, recibí una de las visitas más entrañables que recuerdo. Por nuestro comercio han pasado infinidad de personajes famosos del mundo de la televisión, cine y la farándula en general, pero una de ellas fue la que más ilusión me hizo. Tal vez por su sencillez, su alegría y su gran corazón,
Estoy hablando de Rosa, nuestra Rosa de España.
Recuerdo que era una tarde del pasado año por estas fechas cuando vino a visitarnos, acompañada por su hermano, para alquilar un traje espectacular para la fiesta de halloween.
En la época en que Rosa concursaba en el famoso programa Operación Triunfo, mi querida Paquita, trabajaba en el programa como estilista de los concursantes y se ocupaba del vestuario de los chicos. Actualmente Paquita esta trabajando con mi equipo y sigue siendo una gran profesional en la cual me apoyo en todo momento.
Aquella tarde llegó a los oídos de Paquita que Rosa se encontraba en el piso superior y con la alegría de reencontrarse con su amiga subió rápidamente para darle un fuerte abrazo.
La emoción de ambas se apreció desde el primer momento. Esto es un pequeño secreto, pero según parece, Paquita fue la única confidente de los chicos, ya que en el único lugar donde no habían cámaras era en los probadores donde se hacían las pruebas de vestuario y, evidentemente, los desorientados muchachos no dejaban de hacerle preguntas en todo momento.
Rosa se quedó encandilada con nuestro fantástico vestuario, los trajes de época, los trajes de pedrería, los sombreros con plumas y sobretodo con un traje espectacular de Bruja inspirado en el siglo XVII, que con una gran capa le daba un aire muy solemne.
Para evitar que los clientes de la tienda se dieran cuenta que Rosa estaba allí y la molestasen con los lógicos autógrafos y las peticiones de fotos, decidimos que seria mejor que bajásemos a los talleres y de este modo estaría más cómoda y tranquila.
Desde ese preciso momento pudimos contemplar la autentica Rosa, campechana, divertida y simpatiquísima que realmente es. Nos contó infinidad de anécdotas de su paso por Operación Triunfo, como lo mal que lo pasó una vez que salió al exterior por el control exhaustivo que estaba sometida por parte del contrato que les obligan a firmar la dirección del programa.
Me dejó muy sorprendido cuando nos contó que necesito ayuda psicológica debido a la extraña situación que se vieron sometidos los concursantes por la fama y la popularidad repentina, añadiendo en su caso, de el increíble cambio de imagen por la pérdida de peso.
Recuerdo que nos contó que se miraba al espejo y no se reconocía, y se decía mentalmente que la persona que veía reflejada en el espejo no era ella, era otra persona que no conocía.
También recuerdo que nos contó que al salir del concurso les confiscaron los móviles y les incomunicaron con todos sus amigos y contactos. En resumidas cuentas sólo podían seguir los pasos que les marcaba la productora del programa.
Una vez terminado el contrato al cual estaban atados, pudieron seguir su propio camino y por suerte Rosa siguió el más adecuado cosechando los éxitos que conocemos, asesorada por grandes profesionales del mundo de la discográfica.
Fue un verdadero placer conocer a Rosa y compartir tan bellos momentos con mis compañeros de trabajo.
Desde ese día sabemos que tenemos una gran amiga a la cual deseamos toda la suerte del mundo, porque verdaderamente se la merece.
Por cierto, se llevó el fantástico vestido de bruja con la gran capa con el que estaba guapísima y asesorada por unos maquillajes que le aconsejamos su puesta en escena, seguro, fue un rotundo éxito.

"La vida es un plivilegio ilimitado y, cuando pagas el billete y te subes al tren, no tienes ni idea de la buena compañia que encontraras"

(Ralph Waldo Emerson)

martes, 15 de septiembre de 2009

EL BUS DE LISBOA

En uno de nuestros viajes, concretamente a Lisboa, ocurrió algo muy curioso y que todavía cuesta de creer.
Es muy frecuente encontrarse por las calles de la capital portuguesa infinidad de mendigos, pordioseros y pedigüeños que, incesantemente, piden caridad a todos los transeúntes.
En aquella ocasión, tomamos un autobús que nos desplazaría desde el aeropuerto de hasta el centro de la ciudad. Durante el trayecto compartimos el vehiculo con otros turistas que también habían viajado en el mismo avión que nosotros desde Barcelona y que, durante el trayecto, se irían apeando según estuvieran ubicados sus respectivos hoteles.
En una de las paradas, un hombre, con aspecto de mendigo, intento subirse al autobús sin dinero suficiente para su billete, por lo que el conductor le hecho a la calle.
Todos los que estaban cerca de la parte delantera del bus observaron la situación sin que nadie hiciera nada al respecto.
Mientras continuaban subiendo pasajeros por la parte delantera y descendiendo otros por la parte trasera, el hombre aprovechó el “sube y baja” de gente para colarse por la parte trasera escondiéndose en el último asiento del vehículo.
Una parada más adelante dos mujeres subieron al bus y se dirigieron al fondo para buscar asientos libres. Al mirar al asiento trasero una de ellas vio al mendigo acuclillado y sorprendida le dijo a la otra mujer:
- “Hay un vagabundo escondido en el autobús”.
La segunda mujer para asegurarse, pregunto
- ¿Qué hay escondido qué?
- Un vagabundo – respondió
Algunos de los pasajeros que estaban cerca de ellas oyeron el comentario que pasando por el resto de viajeros, de uno en uno, hasta llegar al conductor que entendió “hay una bomba en el autobús”.
El conductor frenó de inmediato, abrió las puertas y gritó a los pasajeros que saliéramos corriendo del vehiculo antes de que explotara el artefacto.
Cuando se aclaró todo el lío, por supuesto, el mendigo se había esfumado.
¿No creéis que hubiera sido mejor dejar subir al pordiosero en lugar de echarlo a la calle?
Entre tantos viajeros que íbamos ninguno tuvimos el detalle de prestarle el dinero que le faltaba.
Dios castiga sin palos….

domingo, 13 de septiembre de 2009

TODOS FUIMOS NIÑOS


Era una mañana como cualquier otra.
Tú, como siempre, estabas de mal humor…
Regañaste a tu hijo porque tardaba mucho en desayunar.
Le gritaste porque no paraba de jugar con los cubiertos.
Le reprendiste porque masticaba con la boca abierta.
El pequeño refunfuñó y derramó la leche sobre su ropa.
Furioso, lo levantaste por los cabellos y lo empujaste, violentamente, para que fuera a cambiarse.
Te despediste de él y le advertiste que no se portara mal.
De camino a la escuela no habló y, sentado en el asiento del bus, llevaba la mirada perdida.
Por la tarde, cuando regresaste a casa, después de un día de mucho trabajo, lo encontraste jugando en el jardín con un amiguito.
Llevaba puestos unos pantalones nuevos y estaba sucio y mojado.
Delante de su amiguito le dijiste que debía cuidar su ropa y zapatos y, que parecía no interesarle mucho el sacrificio de sus padres para vestirle.
Le hiciste entrar en casa para que se cambiara de ropa y, mientras marchaba delante de ti, le indicaste que caminara erguido.
Más tarde continuó haciendo ruido y corriendo por toda la casa.
A la hora de cenar arrojaste la servilleta sobre la mesa y te pusiste furioso porque no paraba de jugar.
Con un golpe sobre la mesa gritaste que no soportabas más ese escándalo y fuiste a tu cuarto.
Al poco rato tu ira comenzó a apagarse. Te diste cuenta que habías exagerado y tuviste el deseo de salir para darle una caricia pero no pudiste.
Luego escuchaste unos golpecitos en la puerta.
“Adelante” dijiste adivinando que era él.
El pequeño abrió la puerta muy despacio y te quedaste indeciso sin saber que decirle.
Le miraste con seriedad y le preguntaste ¿Te vas a dormir? ¿Vienes a despedirte?
No te contesto…Sólo camino hacia tí con sus pequeños pasos y sin que te lo esperaras abrió sus brazos y se abrazó a tí cariñosamente.
Le abrazaste y con un nudo en tu garganta percibiste la ligereza de su delgado cuerpecito. Sus manitas rodearon fuertemente tu cuello y te dió un beso suavemente en tu mejilla. Sentiste que tu alma se quebrantaba.
“Hasta mañana papi” te dijo.
¿Porqué te desesperas tan fácilmente? …
Te has acostumbrado a tratarle como una persona adulta y a exigirle como si él fuera como tú y no te das cuenta que no lo es.
El tiene unas cualidades que tú no tienes: Es puro, legítimo, bueno y sabe demostrar amor.
¿Por qué te cuesta tanto trabajo?
¿Por qué estas siempre de mal humor?
¿Tal vez te estas aburriendo?...
TU TAMBIEN FUISTE NIÑO.
…Después de un rato entraste en su habitación y encendiste una lamparita con cuidado.
Dormía profundamente. Su hermoso rostro estaba ruborizado, su boca entreabierta, su frente húmeda, su aspecto, indefenso.
Te inclinaste para rozar tus labios a su mejilla y respiraste su aroma limpio y dulce.
No pudiste contener un sollozo y cerraste los ojos. Una de tus lágrimas cayó sobre su piel. No te inmutaste. Te pusiste de rodillas y pediste perdón en silencio.
Lo cubriste cuidadosamente con la mantita y saliste de su habitación.
Algún día, cuando crezca, él sabrá que los padres no son perfectos, pero que sobretodo, ojalá se dé cuenta de que LE AMAN MÁS QUE A SU VIDA….

jueves, 10 de septiembre de 2009

LO PRINCIPAL


Fue en el mes de julio durante las fiestas de la ciudad de Gante cuando después de recorrer las engalanadas calles decidimos hacer un alto en el camino para tomar un tentempié en una de las cafeterías del lugar.
Las terrazas estaban repletas de gentes por lo que decidimos pasar al interior del establecimiento donde una existía una completa calma comparado con el bullicio del exterior.
Tan solo observamos un único cliente en uno de los extremos del local que con un aspecto descuidado, tomaba relajadamente una copa de coñac. Al poco rato de haber tomado asiento el hombre nos hizo un saludo alzando su copa e hizo una mueca en señal de amistad. Nosotros respondimos al saludo con una señal de cortesía.
Al poco rato se acerco a nosotros y nos dijo en tono suave
- Si me invitáis a una copa os cuento una historia
Nos quedamos un tanto sorprendidos y desconcertados, pero con la curiosidad de saber cual seria la historia que contaría a cambio de una copa de coñac.
Al momento apareció una camarera que se dirigió al hombre
- Deje de molestar a los chicos y siéntese en su mesa
- No nos molesta - le respondí a la chica - Sírvale una copa al señor que le invitamos nosotros
Con su copa de coñac entre las manos empezó un sorprendente relato…

"Había una mujer muy pobre que vagabundeaba por las calles de nuestra ciudad con un fardo de tela cruzando su cuerpo donde acurrucaba un precioso bebe.
La mujer vivía a las afueras, en un barrio de chavolas y, todos los días, andaba varios kilómetros con su bebe para llegar a la ciudad donde pedía limosna a los transeúntes.
Una tarde de camino a su casa escuchó una misteriosa voz que salía de un agujero que quedaba al descubierto a consecuencia de unas obras.
La mujer se acercó y observó que algo brillaba dentro de la pequeña cueva.
La voz se oyó de nuevo de su interior: “Entra y toma todo lo que desees, pero no te olvides de lo principal… Cuando salgas, la entrada se cerrará para siempre. Por lo tanto aprovecha la oportunidad, pero recuerda, no te olvides de lo principal”
La mujer entró en el agujero y encontró muchas riquezas. Fascinada con el oro y las joyas, puso al niño en el suelo y empezó a juntar, ansiosamente, todo lo que podía dentro del fardo de tela que cruzaba su cuerpo.
La voz misteriosa habló nuevamente: “Tienes sólo ocho minutos”
Agotados los ocho minutos, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacia la salida de la cueva. La entrada de la gruta se cerró justo en el momento que salió por ella.
Recordó en ese momento que su bebe se había quedado dentro de la cueva y la entrada habia desaparecido.
La riqueza duro poco, pero la desesperación siempre.
Lo mismo ocurre a veces con nosotros mismos. Tenemos toda la vida para vivir en este mundo, y una voz siempre advierte: “No te olvides de lo principal”.
Lo principal son los valores de la vida, la familia, los amigos, la vida misma…
…Pero la ganancia, la riqueza, los placeres materiales nos fascinan tanto que lo principal siempre se queda a un lado.
Que jamás olvidemos que la vida en este mundo pasa rápido y que la muerte llega de inesperado.
…Y que cuando las puertas de esta vida se cierran para nosotros, de nada valdrán las lamentaciones.
Vivimos en un mundo lleno de problemas, angustias, corrupción, vandalismo, injusticias y donde cada día mueren niños inocentes…
Pero a pesar de todo, ojala que nunca olvidemos “lo principal”".

martes, 8 de septiembre de 2009

QUERIA SER INVISIBLE

Que vulnerables y frágiles son los niños. Están dispuestos a creer todo lo que ven y lo que se les dice. Por ello, es importante prestarles mucha atención y hacer que se sientan queridos y comprendidos.
Voy a contar una historia que me ocurrió cuando era pequeño y, a pesar de los años, me acuerdo perfectamente.
Era a finales de los 70 cuando por televisión emitían un programa infantil llamado “Los chipiritiflaúticos”. Una tarde, viendo el programa, aparecía uno de los personajes cuyo nombre era “Poquito”. Era un divertido payaso que junto con sus otros compañeros, (Valentina, Tío Aquiles, Barullo, Capitán Tan…y otros que ya no recuerdo) provocaban las risas de los más pequeños cuando contemplaban sus aventuras.
Una de ellas fue más allá cuando dijo a todos los telespectadores que tenía el don de hacerse invisible. Con los trucos de la televisión, aparecía y desaparecía por arte de magia, asegurando que gracias a ello gozaba de un montón de ventajas, como por ejemplo, entrar gratis al cine siempre que le apetecía.
Mi mente infantil no daba crédito a tan fascinante don. Daba por seguro que si mi amigo Poquito podía ser invisible, también lo podría ser yo.
A partir de ese momento le dije a mi mama que quería ser invisible como Poquito. Ella estaba acostumbrada a mis juegos y a mis travesuras, pero mi capricho de ser invisible empezó a tomar un camino distinto al de un simple capricho.
Recuerdo que me emperré en ser invisible y el capricho se convirtió en rabieta.
Ese día mi mamá y yo fuimos a casa de mi abuela y, ya harta le dijo,
- Tú te crees, me tiene desesperada con que quiere ser invisible, este niño se ha vuelto loco. Haber si tú lo convences.
- Tú, ¿porqué quieres ser invisible? - me preguntó mi abuela
- Quiero ser invisible como Poquito, el entra gratis en el cine y muchos más sitios sin que lo vean - respondí
- Pero, no ves que en la televisión todo es mentira - me dijo
- No, abuela, yo he visto como aparece y desaparece. Tiene que ser muy divertido - insistí
El caso es que ni mi mamá ni mi abuela, consiguieron quitarme de la cabeza el capricho de querer ser invisible.
Volvimos a casa y, como cada noche, antes de acostarme fuí a darle las buenas noches a Trini y Julián, los vecinos viejecitos del piso de arriba que me cuidaban mientras mis papas trabajaban.
Yo les expliqué una vez más mi empeño en querer ser invisible y les dije que estaba muy enfadado porque mi mamá no me dejaba serlo.
Entonces fue cuando Julián me dijo,
- ¿Sabes que Trini cuando era pequeña también quiso ser invisible?
- ¿Ah, si?... - dije yo asombrado.
- Y ¿consiguió serlo? - pregunté
- Claro que sí - me insistió
- ¿Ves la mano de Trini? - A Trini, le faltaban tres dedos de una mano porque cuando era joven se los pilló con una maquina cuando trabajaba - Cuando Trini quiso ser invisible lo primero que le empezó a desaparecer fue su mano, menos mal que antes que le desapareciera el brazo dijo basta.
Desde ese día no volvió a encontrar sus dedos que siguen invisibles. ¿Tú quieres que te ocurra lo mismo? - me dijo Julián.
- Noooo – dije – Pero… Trini me dijo que se los pillo con una máquina - dije en voz baja, para que Trini no lo escuchara.
- Eso es lo que les decimos a los niños cuando son pequeños, pero tú ya eres un niño un poco más grande y ya puedes saber la verdad. Pero recuerda, no se lo digas a nadie, es nuestro secreto – sentenció Julián
- ¡Nooo! ¡¡A nadie!! - dije en voz baja
Y con un beso a Trini y otro a Julián me fui a casa, para dormir y soñar que ya nunca más querría ser invisible.

No hay nada más bello que la inocencia de un niño. Educarlos es darles mucho menos de lo ellos nos piden.



domingo, 6 de septiembre de 2009

UNA HISTORIA DE AMOR

Hace mucho tiempo había una pareja muy feliz.
Ella era una preciosa princesa de largos cabellos. Su piel era fina y rosada y sus ojos encandilaban por su dulzura.
Era feliz y se sentía muy amada por su atento prometido.
Una mañana, la princesa observó una pequeña manchita en su rostro y creyó oportuno llamar al doctor pedir unos consejos para solucionar su problema.
El doctor al observar la manchita, le diagnostico una extraña dolencia por la cual su rostro se le iría desfigurando poco a poco hasta tener un rostro monstruoso.
La princesa no podía creer lo que le comunicó su doctor y entre la angustia y la desesperación empezó a evitar a su prometido hasta el punto de esconderse continuamente para que no pudiera encontrarla.
El muchacho después de mucho buscar consiguió encontrarla y le dijo que tenía que decirle algo muy importante.
El chico también había ido al doctor y este le había dicho que estaba perdiendo la visión muy rápidamente hasta el punto de quedarse ciego en poco tiempo.
Le pidió a la princesa que por favor no le dejase porque la necesitaba.
Ella acepto porque sabia que no podría ver como se desfiguraba poco a poco.
Paso el tiempo y pasaron los años siendo ambos tan felices como al principio hasta que ambos envejecieron.
La princesa murió y en el velatorio todos se compadecían del desconsolado hombre.
“Pobre esposo, esta ciego y la necesitaba”, decía uno de los amigos.
El hombre se levantó y dió la mano a todos los que estaban reunidos agradeciendo la asistencia.
¿Pero no estabas ciego?, preguntó uno de los allí presentes.
Nunca estuve ciego, respondió el apenado hombre.
Fue la única forma de que ella me aceptase por esposo.
Ella nunca me hubiera aceptado si hubiera sabido que no estaba ciego…
…Y YO LA AMO.

“Te amo no solo por lo que eres, sino por lo que soy cuando estoy contigo”

jueves, 3 de septiembre de 2009

EL PEAJE DEL PLACER

El cansancio, consecuencia de toda la semana recorriendo el país, es inevitable y apareció cuando nos dirigimos a la última de las ciudades de nuestro recorrido.
Son las 9 de la mañana. Hoy nos decidimos a visitar Brujas, una de las más bellas ciudades de Bélgica.
Hay que apresurarse a tomar el primer tren que nos lleve a Brujas para poder aprovechar al máximo todo el día que tenemos por delante.
Nos encontramos en el andén de la vía 4 de la estación de ferrocarril de Bruselas y, a lo lejos, divisamos que nuestro tren se va aproximando.
Nuestra prioridad en estos momentos es poder encontrar unos asientos libres para poder pegar una cabezadita durante el trayecto y recuperar fuerzas para el largo día que nos espera. Los asientos son de grupos de cuatro y por suerte encontramos dos de ellos desocupados.
A nuestro lado se hallaban dos señores de edad avanzada, serios, callados, relajados…
Al otro lado del pasillo, justo enfrente de nosotros se ubicaban tres señoras de entre 55 - 60 años.
¡¡¡Dios mío!!!. Que viajecito nos dieron.
Parecían tres cotorras amaestradas. No dejaron de hablar ni un solo instante durante todo el trayecto. No puedo decir que su tono de voz fuera excesivamente alto pero se convirtió en un continuo martilleo, tanto para nuestros tímpanos, como para los del resto de los viajeros del vagón. Sólo se escuchaban ellas.
Al poco tiempo descubrimos que los dos hombres de nuestro lado eran los maridos de dos de ellas. Desde ese momento les compadecimos y comprendimos el motivo de porque habían tomado asiento al lado opuesto.
Por suerte, la visita a Brujas mereció la pena y, por supuesto, desde que descendimos del tren nos olvidamos por completo de esas tormentosas mujeres.
Después de recorrer la ciudad, navegar en una barca por los canales y disfrutar de los magníficos paisajes, a las 7 de la tarde decidimos regresar de nuevo a la estación para tomar de nuevo un tren que nos llevara a Bruselas donde teníamos nuestro alojamiento.
Un repaso al tablero de salidas: vía 8.
A los cinco minutos de espera en andén no podíamos dar crédito a nuestros ojos. ¡Las tres mujeres del dichoso viaje!
¡NO por favor!
Se acercaban hacia nosotros y se ponían a nuestro lado.
No lo podíamos creer.
Empezamos a correr hacia el otro extremo del andén ante el asombro de los demás pasajeros que allí aguardaban la llegada del tren.
El tren llegó y subimos en él. Iba abarrotado de gente aunque afortunadamente encontramos dos asientos junto a una de las puertas. Muchos de los pasajeros no lograron encontrar asiento y andaban de un lado para otro buscando algún hueco libre.
El tren arrancó y en un momento determinado pasaron por delante nuestro las tres mujeres buscando asientos y hablando continuamente entre ellas.
Nunca se cansan…pensé yo.
Por fin las perdimos de vista y respiramos compadeciéndonos de los que les tocase viajar junto a ellas.
Lo más increíble de todo es que en los asientos del otro lado del pasillo, opuestos a donde estábamos ubicados, se sentaron unos borrachos que animadísimos, empezaron a hablar y cantar en voz alta molestando a todos los ocupantes del vagón.
Además, justo delante nuestro estaba sentado un matrimonio joven que les reían las gracias y les animaban a cantar una típica (y ridícula) canción en alemán.
Fue en ese momento cuando nos acordamos de las tres mujeres que hablaban sin parar y que hubiéramos preferido compartir asiento con ellas antes que con los embriagados caballeros.
Por suerte, se bajaron en la primera estación para alivio de todos los pasajeros y, así, pudimos pegar una cabezadita antes de llegar a nuestro destino.
Estas anécdotas son las que permiten recordar momentos de la vida y momentos del pasado ya que, al fin y al cabo, lo que nos queda de la vida son los recuerdos y, por supuesto, las bellas vivencias.

“El hombre ha de valer tanto, que todas las circunstancias han de serle indiferentes”
(Ralph Waldo Emerson )

miércoles, 2 de septiembre de 2009

LA PARTE MAS IMPORTANTE

Cuando era niño recuerdo que siempre hacía preguntas a mis padres, algunas absurdas, otras lógicas de un niño de mi edad.
En una ocasión me preguntaron en la escuela cuál era la parte más importante del cuerpo. Teniamos tiempo de pensar la respuesta hasta el dia siguiente y yo, lógicamente, le pregunté a mis papas.
Ellos me devolvieron la pregunta con la misma pregunta: ...y
- Tú ¿cuál crees que es la parte más importante del cuerpo?
Me quedé pensando qué podia ser lo más importante para mí y, entonces, dije con toda mi ingenuidad:
- ¡Las orejas!. Que con ellas puedo escucharlo todo.
- No - me dijeron ellos - Muchas personas son sordas...
Y me quedé pensando de nuevo.
Se me ocurrió preguntarselo a mi abuela a la cual también acribillava a preguntas continuamente.
- Abuela, ¿cuál es la parte mas importante del cuerpo?
- ¿Tú, cuál crees que es? - dijo devolviendome la pregunta.
Me quede pensando de nuevo y le dije:
- ¡Los ojos!
- Cómo va a ser la parte más importante del cuerpo los ojos, si hay personas que son ciegas y viven igual que tú - me respondió
No obtenia respuesta y cada vez tenia más dudas al respecto.
Querian que por mi mismo supiera cual era la parte más importante del cuerpo.
Trini y Julian eran dos viejecitos que vivian en el piso de encima de mi casa y pasaba muchas horas con ellos porque eran muy cariñosos conmigo y me querian mucho.
Siempre que mis padres estaban trabajando me quedaba con ellos.
Desde muy pequeñito tenía la costumbre, antes de irme a dormir, de darle las buenas noches a Trini y Julian. Esa noche decidí que tenía que preguntarles a ellos cuál era la parte más importante del cuerpo porque todavía no había obtenido respuesta de ningún adulto.
Les expuse mi pregunta
- ¿Sabeis cuál es la parte más importante del cuerpo?
Ellos me miraron un poco extrañados, se lo tomaron como un juego.
- Esta pregunta es muy importante - me dijo Trini muy seria, como si fuera una profesora de escuela.
- Sí, sí, muy importante - asintió Julian seguidamente.
- ¿Pero vosotros sabeis cuál es esa parte del cuerpo? - insistí
- Claro que lo sabemos - dijo trini.
- Mira, la parte más importante del cuerpo es “el hombro” - afirmó con rotundidad
Me quedé muy sorprendido.
- ¿Porqué es lo que sustenta la cabeza? - les pregunté
- No - respondió ella
- Es porque en un hombro se puede apoyar la cabeza de un amigo o de alguien amado cuando está llorando.
La felicidad espera por aquellos que lloran, aquellos que han sido lastimados, aquellos que buscan, aquellos que tratan…
Ahora ya soy adulto y nunca olvido aquelllas entrañables palabras de Trini y Julian.

Si necesitan un hombro para llorar, aquí estoy yo.

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