Esta es una de las divertidas historias que ocurrían todas las noches en el desaparecido “Café Arnau”. (-Blogg -EL CAFÉ ARNAU-15 junio 2009).
Era una noche lluviosa del mes de Octubre. Durante todo el día no dejó de llover. Una lluvia fina que predecía que el invierno se estaba acercando inevitablemente.
Todas las mesas del Café Arnau estaban llenas de artistas que habían terminado su función y que, como todos los días, se reunían para charlar y comentar las novedades del mundo de la farándula
Hacia poco que Angelina y yo habíamos pedido unos cafés con leche y un par de croasants y estábamos esperando que nos los sirvieran.
De pronto sonó el timbre y el lotero, que tenia su puesto junto a la entrada, abrió la puerta como de costumbre.
Por la menuda puerta incrustada en la persiana metálica entró una mujer con un chubasquero de color negro brillante, con el cuello levantado, y con un gran paraguas negro con topos blancos. Junto a ella, entró un perro de color canela de estatura media.
- Buenas noches, doña Concha - dijo el lotero
- Vaya nochecita, hijo mío, menuda la que esta cayendo. Haber si me tomo algo calentito que me anime - contestó
- Pase usted que seguro que hay alguna mesa que este libre
Su entrada al establecimiento clandestino parecía una autentica puesta en escena de una obra de teatro y, lógicamente, captó la atención de todos los que allí estábamos reunidos.
Enseguida empezaron a oírse comentarios, Mira, es Concha Velasco…
Ella siempre tan divina…
Como le gusta llamar la atención….
Además hoy va con un perro…
Concha Velasco actuaba todas las noches en el Teatro Apolo, pero normalmente no solía aparecer por el Café Arnau y, por ello, se sorprendieron sus compañeros de reparto al verla llegar.
Al pasar junto a las mesas hasta llegar a la única que estaba vacía tuvo que atravesar la sala, y saludando a algunos conocidos y compañeros que allí se encontraban tomo asiento en la mesa asignada.
El perro estaba empapado y no hacia más que moverse por todas partes poniéndolo todo perdido. Alguno de los allí presentes tuvo la desastrosa idea de darle un trozo de salchicha de su plato combinado y el perro desde ese momento no dejó de llamar la atención a todos los clientes reclamando algo de comer.
Otro muchacho le dió un trozo de pollo y, poniendo sus patas llenas de barro sobre sus rodillas, no conseguía apartarlo de su lado.
La gente observaba la escena pensando como era posible que su dueña no lo atara y le obligase a estar a su lado. Nos sorprendió que en un momento dado, el perro se le acercó y, con un gesto de desaprobación, hecho al animal hacia un lado. Pensamos que tal vez no quería que manchase su impecable gabardina.
Un representante conocido se acercó a la mesa de Concha, después de los saludos y los dos besos de rigor, le ofreció asiento en su mesa, quedándose ambos conversando animadamente.
Al rato, la gente dejó de prestar atención y volvieron a retomar el hilo de las conversaciones.
El perro, un poco mas calmado, pero sin dejar de molestar, se sentó a un lado del salón, atento en todo momento por si alguien volvía a darle un nuevo bocado de cualquier cosa.
El tiempo pasó y Concha decidió retirarse, no sin antes ponerse su chubasquero brillante y saludando de nuevo a todos sus conocidos. Atravesó la puerta y el lotero la cerró a sus espaldas.
Todos prestamos atención de nuevo a su salida, sin acordarnos de que el perro permanecía dando vueltas por el local olisqueándolo todo a su antojo.
- Se ha olvidado el perro - dijo una chica levantándose
Todos empezamos a buscar instintivamente al animal que seguía olisqueando todos los rincones buscando algún resto de comida.
- Hay que avisarla - dijo la chica de nuevo
Uno de los muchachos cogió su chaqueta y, corriendo, fue hacia la entrada en busca de la artista.
Nos la estábamos imaginando, regresando con su chubasquero brillante y haciéndole carantoñas a su perro diciéndole “pobrecito mío, que te dejaba olvidado, con lo mucho que mami te quiere”.
La sala se quedó un poco más silenciosa en espera de la próxima llegada de la artista que no podía tardar mucho para recoger su molesto animal.
Sonó de nuevo el timbre de la puerta y el lotero la abrió. En la puerta estaba el muchacho empapado que con las prisas ni siquiera cogió su paraguas.
Se aproximó a la mesa donde estaba sentado el y sus amigos y un tanto ruborizado dijo en voz suave:
- “EL PERRO NO ES DE ELLA”
Todos nos quedamos asombrados y miramos al animal que con cara de extrañeza por ser el centro absoluto de las miradas empezó a mover el rabo y a saltar de nuevo por toda la sala.
“Un perro no ladra por valiente, sino por miedoso”
martes, 22 de septiembre de 2009
EL PERRITO SALTARIN
a las 22:25
Etiquetas: Historias del Cafe Arnau
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1 comentarios:
Pobrecito perro seguro que estaba muerto de hambre y frio, al menos esa noche comió algo, esa noche apareció su hada madrina sin saberlo, Concha, no he podido sentir pena por ese perrito que quizás era uno de los muchos que la gente abandona y maltrata
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