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jueves, 11 de junio de 2009

Y SUS PIES... TOCARON EL SUELO (Angelina 5ª parte)

Angelina hizo su debut en la sala de fiesta "La Cueva"
Por primera vez, una imagen suya lucia cada noche en la entrada de una sala de fiestas. Era una sensación extraña para ella. Interiormente, se cuestionaba si realmente iba a estar a la altura de las circunstancias.
Hasta el momento, todo había sido un juego que, sin ninguna duda, le parecía el más divertido, pero por primera vez tuvo que empezar a contar letras y comprobó que la palabra responsabilidad tiene más letras que la palabra jugar.
En “La Cueva”, cambiaron todos los hábitos de trabajo. Existían normas y disciplina. Algo que, aboralmente hablando, Angelina, desconocía por completo.
Su situación económica empezó a cambiar desde el primer día. En aquella época ganar más de cien mil pesetas al mes (más de 600 euros) era muchísimo dinero.
La consecuencia de tal cambio: necesitaba un buen repertorio, un buen maquillaje y, por supuesto, un magnifico vestuario.
Angelina contaba conmigo en todo momento.
Mi experiencia en Belle Epoque sirvió de mucho a la hora de darle consejos. También pude asesorarla en cuestión de maquillaje y estética. Y, como no, tuve que confeccionarle un buen vestuario, acorde a las exigencias tanto del escenario, como de los números del nuevo espectáculo.
A mí me interesaba tanto el trabajo de “La Cueva” como a ella, ya que significaba confeccionar el nuevo vestuario de Angelina y la posibilidad de confeccionar el vestuario de sus compañeros y, con un poco de suerte, tal vez, el de los próximos espectáculos.
Ella me comentaba que todos sus compañeros eran encantadores con ella. Yo tenía un presentimiento: todo no era tan fantástico como parecía.
En realidad, la rivalidad entre los artistas era muy fuerte y, en especial, con Manoli la Torbellino.(imagen superior)
Por otro lado, no era lo mismo trabajar un fin de semana y con distintos compañeros, que todos los días con la misma plantilla.
Manoli la Torbellino era la más antigua de la casa y marcaba su territorio con todos los compañeros.
A pesar de que Paco dijera que la vedette era la caja, ella no permitía que nadie destacara más que ella y daba por sentado que, sin ninguna duda, era la primera figura del espectáculo.
Con Pedro Montes, la relación era más fácil. Ya habían trabajado anteriormente en “El Horóscopo” y en varios bolos, con lo cual había una amistad un tanto especial entre ellos.
Con Desiree, las diferencias tenían otra causa: el vestuario.
Era evidente que no le gustaba que el vestuario de Angelina fuera más variado y mejor que el suyo.
Desiree proponía constantemente hacer dúos en lugar de números solistas, con el fin de sacar las dos chicas vestidos iguales. De este modo, Angelina sacaba un modelito menos al cambiar su número particular por un dúo con Desiree (aunque cueste creerlo, el mundo del espectáculo es así de complicado)
Con Marvin Salas, no solía haber problemas ya que, desde el primer momento, había muy buena química. Teníamos por costumbre salir a cenar algo los tres, al terminar el espectáculo, al famoso "Café Arnau" (hay tanto que contar del Café Arnau…nadie se imagina lo que había cada noche detrás de sus puertas bajo el cartel de "cerrado").
Angelina en “La Cueva” maduró por completo.
En ocasiones, la miraba desde el otro lado del escenario y me costaba reconocerla. Estaba dejando de ser esa niña con la ilusión de ser artista. Se estaba convirtiendo, a pasos en una verdadera profesional de los escenarios.
Sus números cada vez lucían más. Cantaba mejor y, por supuesto, aprendía las coreografías rápidamente.
Mi situación también empezó a cambiar. En “La Cueva” acudían muchos artistas conocidos. Recuerdo que una asidua a la sala, era Carmen Flores (la hermana de la desaparecida Lola Flores). También asistían, con frecuencia, los artistas del “Barcelona de noche”, donde, en aquella época, triunfaba como primera vedette Ana Lupez.
También los artistas de “El Molino” y el “Arnau” visitaban frecuentemente el local.
Empecé a conocer mucha gente del mundo de la noche y, Angelina me hacía la mejor de las publicidades, con lo cual me empezaron a llegar los primero encargos de todo tipo de vestuario a medida.
Así, tuve que adaptar mi casa a las circunstancias. Lo que antes era un gran comedor se convirtió en un taller de costura que alternaba con mi trabajo fijo en un hotel.
Ambos nos acomodamos a ese tipo y ritmo de vida.
Marvin Salas seguía con el mando del espectáculo. Montaba nuevos números de conjunto y se ocupaba del vestuario de la casa.
El vestuario (de la casa) constaba de la presentación, la apoteosis final y los números de conjunto. El resto de vestuario lo tenía que poner cada artista.
Una de tantas noches llegó al camerino Marvin Salas y nos dió una noticia:
- Chicos -nos dijo-, he hablado con Paco. Me voy de “La Cueva”.
- ¿Cómo es eso? -preguntaron todos-.
- Me han ofrecido un contrato en “Barcelona de Noche”. Esta es la última semana que trabajo aquí.
Era una noticia inesperada.
Eso suponía que se quedaban sin director artístico.
A partir de ese momento empezaron un montón de cambios en “La Cueva”… y por supuesto, un cambio inesperado para mi. Pero eso os lo contaré en otra ocasión…

1 comentarios:

Alicia dijo...

Ay, Ricard,
Escribe mas a menudo!
Siempre me dejas queriendo saber mas!
Que historias tan interesantes tienes. Me chiflan.

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