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lunes, 31 de agosto de 2009

LA FIESTA DE CARNAVAL

Ya falta menos para carnaval y no creo que tarden mucho en llamarme unos grandes amigos a los que cada año, sin falta, no sólo les preparo los mejores disfraces de carnaval, sino que, además, les hago unos maquillajes espectaculares.
Con varios meses de antelación ya quieren saber cúal será su disfraz y, por supuesto, con la garantía de ser los que queden ganadores del concurso. Cada año, yo mismo me pongo el listón más alto y cada vez lo tengo más difícil para elegir el disfraz.
A pesar de todo, el primer premio siempre se lo han llevado ellos desde el primer año que me ocupe de su estilismo. La única condición es que no pueden llevar máscaras y razones tienen para ello.

Me contaron que en una ocasión...
...Un matrimonio amigos de ellos, que también acudían a las mismas fiestas, les ocurrió algo muy curioso. Siempre se ocupaba la esposa de alquilar los disfraces y comprar las máscaras de ambos ya que el marido siempre estaba muy ocupado con el trabajo. Al hombre le parecía bien cualquier disfraz que eligiera su mujer. Llegó el día de la fiesta y, casualmente, ella se encontraba indispuesta y sin ánimo de diversión, con lo cual, le propuso al marido que fuera el sólo a la fiesta ya que era una pena perder la invitación y los disfraces ya alquilados.
Al marido no le apetecía en absoluto acudir a la fiesta sin su mujer, pero al final ella logró convencerle.
Al rato de marcharse el, la mujer empezó a encontrarse algo mejor y sintiendose mal por haber dejado ir sólo a su marido a la fiesta, decidió disfrazarse y acudir al evento.
Al llegar empezó a buscar a su marido , ya que el hombre desconocía cual era el disfraz de su mujer.
De pronto divisó a su marido y se llevó la mayor de las sorpresas: estaba tonteando con varias chicas muy animadamente. Su mujer al verlo, se le ocurrió una idea para ponerle a prueba y acercándose empezó a ligotear con el, ya que no podía reconocerla por el disfraz y la máscara. Él al verla no tardó mucho en ser seducido por su propia mujer que muy facilona, permitió que después de un buen rato tonteando, se le fuera la mano en unos reservados de la sala de fiestas. Fue entonces cuando el hombre propuso a la mujer ir a un lugar más tranquilo y más íntimo. Ella aceptó la propuesta pero antes decidio ir al aseo a retocarse. En ese momento, mientras el hombre la esperaba se fue de la fiesta y una vez en su casa se metió de nuevo en la cama sin dejar de pensar lo desvergonzado que era su marido cuando le dejaba solo.
Al cabo de unas horas de acostarse, escuchó cómo su marido llegaba intentando no hacer ruido para no despertarla. Ella, que estaba despierta, le preguntó que cómo le había ido en la fiesta y el le respondió que al final no asistió. Por supuesto ella sabía perfectamente que había asistido, pero aun así, le preguntó ¿entonces dónde has estado todo este tiempo?. Pues resulta que al salir del portal de casa me encontré al vecino del primero y le dije que iba a una fiesta de disfraces pero que no me apetecía en absoluto porque no iba contigo y me propuso unirme a jugar al mus con sus amigos en su casa . Le presté el disfraz a su cuñado que también estaba allí y no sabía jugar al mus y acepto asistir a la fiesta en mi lugar.
A partir de ese año prohibieron las máscaras en las fiestas de carnaval ya que casualmente los amigos que les ocurrió tan curiosa anegdota tambien eran miembros de la asociación de la fiestas.
" Aveces, ser estrategicamente ventajoso da un paso atras o perder una o dos partidas para poder recuperar el dominio algo mas tarde"

4 comentarios:

Monica Custodio dijo...

Qué divertidas son tus anécdotas Ricardo! Cuando hayas escrito muchas las recopilaremos y publicaremos un librito. Feliz Semanaª

Anónimo dijo...

Nunca se puede juzgar por las apariencias, menos mal que se fue de la fiesta, gracias Ricard por estas historias

Unknown dijo...

yo aquest any ja se de k em disfraçaré i no tindras feina en que doni mil voltes buscant com sempre algun vestit que em son enormes i que el taller no em pot arreglar, aquest any, tot i que em feia ilu un de festa a lo audrey hepburn a desayuno con diamantes... em disfraçare de ..................................................
dependenta, ho tinc claríssim! una samarreta vella i un cartell al cap que posi "sí treballo aquí, no preguntis mil vegades si treballo aquí perque es SÍIIIIIII i no estava al sofa de casa meva i he pensat me'n vaig a menkes a ordenar tot el que destrosseu dels pinchitos ni a vigilar que facin l'agost al febrer!


odio que cada minut em facin la mateixa preguntaaaaa

raimon dijo...

Ja, ja, previsible la situacion y desconcertante el final. Cómo queriendo hacer caer a alguien, nos damos de bruces en nuestras maquinaciones. Muy bueno

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